La selección completa una fase de grupos de los Juegos Olímpicos impoluta tras superar a Brasil con goles de Athenea y Alexia (0-2) y ya mira a los cuartos de final
Brasil 0-2 España
Mariona recogió una pelota acostada en la izquierda, levantó la cabeza y divisó un servicio al corazón del área. Lo ejecutó tal y como lo había imaginado, por delante de las centrales brasileñas, donde duele. Athenea del Castillo se anticipó en la lectura y se incorporó con decisión. Acompañó la pelota a gol con solo un toque. Rompía así la monotonía de una segunda parte incómoda. Impulsó a España.
La selección completó una fase de grupos impoluta tras vencer a Brasil y se instala en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos con solvencia y la autoestima reforzada. Las victorias fortalecen el espíritu y España hace mucho tiempo que construye a lomos del éxito.
Montse Tomé modificó la fisonomía del once con el afán de gestionar esfuerzos. En el cambio se intuyó una mirada descarada hacia los cuartos de final, porque resultó casi estructural. Aitana, Mariona, Alexia y Paralluelo, probablemente las futbolistas más diferenciales, partieron desde el banco. Aun así, la segunda unidad respondió, no con unas prestaciones deslumbrantes, pero sí con personalidad y firmeza. España no perdió la identidad, controló como acostumbra los tiempos del juego y se acercó al gol en varias opciones.
Ona, por ejemplo, madrugó para salvar una pelota perdida en el costado derecho, conquistó el área y optó por la sorpresa. Envió la pelota al primer poste, pero la portera carioca Lorena adivinó la intención. Sólo se habían consumido dos minutos y Brasil ya exhibió su plan; se refugió para robar y atacar los espacios con sus delanteras supersónicas. Ludmila se postuló como principal amenaza.
Un rechace de apariencia estéril de Laia Codina se envenenó tanto que colisionó con el poste de Cata Coll. Se convirtió en la única amenaza brasileña con veneno serio. España creció con las apariciones de Jenni Hermoso, novedad en la formación inicial, y las incorporaciones desde segunda línea de Patri Guijarro. La centrocampista del Barça cedió de cabeza a Lucía García, que culminó con un remate de primeras. El gol lo anuló el VAR por orsay al cuarto de hora.
No desistió España, que en centros laterales generó tembleque en una Brasil menos militar a nivel táctico que Nigeria. De hecho, solo un milagro impidió que un doble remate de Aleixandri y Eva Navarro no perforara la red, tras otro córner.
El destino propició un final del primer tiempo estremecedor. Una entrada absolutamente
imprudente de la leyenda brasileña Marta Vieira a Olga Carmona recibió el castigo máximo. Roja directa y lágrimas en el rostro de la futbolista más icónica de la historia, que abandonó el césped antes de lo que ella soñó en sus últimos Juegos Olímpicos. El impacto de la bota de Vieira en la cabeza de la capitana española no admitió sospechas. Un episodio triste.
A Brasil solo le quedó empantanar el partido para sobrevivir. La estrategia incluía los parones constantes para generar impaciencia y, por momentos, alcanzó ese propósito. Incluso se asomó al arco de Cata Coll con un disparo desde la frontal de Ludmila.
La seleccionadora española recurrió a Salma, Mariona, Alexia y Aitana para romper una
dinámica preocupante. Las modificaciones resultaron, más por ímpetu que por lucidez. Se
encontraron Mariona y Athenea y España respiró con el 0-1. Ya no concedió nada, Brasil no le perdió la cara al duelo, pero no inquietó a Misa, que había sustituido a Cata por un golpe en el ojo.
Las futbolistas de Montse Tomé gestionaron el botín con experiencia y eso que, en Burdeos, se decretaron hasta 16 minutos de tiempo añadido. El descuento permitió que la Reina retomara su idilio con la competición con una delicia de golpeo. Desde la frontal, Alexia convirtió su segunda ópera prima consecutiva con una maniobra con la zurda que se coló por el ángulo. Confirmó que ha recuperado el ángel. Como una bonita historia de amor.