La selección de Montse Tomé sale goleada por Brasil en la semifinal de los Juegos Olímpicos (4-2) y luchará por el bronce ante Alemania
España confirmó su mal estado de salud en la semifinal olímpica, esta vez no hubo espacio para la épica ni nada parecido, los síntomas que ha desplegado el equipo durante el torneo nunca se han acercado a la plenitud, hasta perder la identidad ante Brasil.
La derrota contundente evidenció el deficiente nivel físico de la selección, con algunas de sus futbolistas diferenciales alejadas de estados adecuados para competir, seguramente maniatadas por un calendario terrorífico desde el pasado Mundial. Ni siquiera las decisiones de Montse Tomé durante el duelo, se asomaron el riesgo. Con desventaja optó por relevos naturales, solo Alexia, con 3-0 en el electrónico, ingresó por Codina. Muy tarde.

Lo peor del resultado tiene que ver con la imagen de un combinado nacional desmejorado, sin alma, aliento ni respuesta ante una rival muy superior. Los errores defensivos groseros fueron impropios de España, imperdonables en una semifinal. A la selección, eso sí, le resta una última oportunidad, en el tercer y cuarto puesto ante Alemania, para colgarse el metal de bronce. No es mala cosa. Hay que lucharlo.
España compareció en la semifinal con el pie cambiado. La mala fortuna castigó en exceso a Cata Coll en un golpeo a modo de despeje que colisionó en el cuerpo de Irene Paredes y se introdujo en el arco de la Roja. A los cinco minutos. No había dado tiempo ni de cogerle el aire el juego. Otra vez obligó al equipo a remar contracorriente.

Pronto se atisbó una Brasil más valiente que en el duelo de la fase de grupos. Defendió a campo abierto, con marcajes individuales, un escenario, en teoría, más propicio para España. Solo fue pura teoría. Las futbolistas de Montse Tomé precisaron gestionar ese primer disgusto inesperado, aunque no lograron controlar los tiempos en toda la noche.
De hecho, Brasil rozó el segundo en un remate de Gabi Portilho que no halló una dirección correcta, tras una aparición supersónica de Ludmila por la diestra. Asuntaron las cariocas, España únicamente limpiaba sus ataques con las apariciones de Mariona, siempre en el costado izquierdo como punto de partida, todo lo que salía de sus botas era más coherente de lo que llegaba. España viajó a lomos de Mariona.
Montse Tomé premió con la titularidad a Jenni Hermoso, a Eva Navarro y a Laia Codina después de su aportación en la remontada de cuartos ante Colombia, el equipo pedía a gritos la jerarquía de Jenni, capital sobre todo en los instantes de dificultad. Salma la encontró en la frontal, casi a la media hora. La ejecución de primeras de Hermoso tuvo respuesta de Lorena, la meta brasileña.
En realidad, el envite cayó en un desorden preocupante, noticia excelente para Brasil. España no se despojó de la incomodidad y eso que había espacios para actuar, pero careció de continuidad. Defensivamente, las de Montse Tomé padecieron, muy descolocadas, con la estructura excesivamente separada. Brasil, en dos pases, casi acierta con Priscila, que perdonó ante Cata antes del respiro. Sí convirtió Gaby Portillo, que le ganó la posición a Olga Carmona para culminar el 2-0 en un momento crucial, de tremendo dolor para España.

El desenlace consolidó la propuesta brasileña y la incapacidad española. Adriana, en otro despliegue poderoso de las cariocas, culminó el tercero e impulsó a Brasil hacia la lucha por el oro. Solo la entrada de Alexia dibujó brillantez en España, pero los milagros no aparecen todos los días.
Salma anotó un 3-1 estéril. Paralluelo llegó tarde al torneo, no ha encontrado su lugar después de una temporada asombrosa. A Alexia le dio tiempo a mandar un derechazo al larguero, la Reina intentó vestirse de héroe, pero apenas disfrutó de minutaje. En cambio, Kerolin, sí completó la goleada en otro fiasco defensivo español entre Cata y Ohiane. Una constante en el partido. Imposible competir así. El 4-2 de Salma, una anécdota.