Nadie invita a Graham a la alfombra roja

La atacante del Barcelona se ha convertido en la futbolista más determinante del planeta, a pesar de no figurar como candidata en la lista de premios individuales

Nadie ha llamado a Caroline Graham Hansen para que luzca vestido en esas interminables
alfombras rojas que se nutren de focos y papel cuché en las galas de los premios individuales. Nadie, en el fútbol, ha considerado que una actora que acumula 20 goles y 18 asistencias en este curso figure en la lista de nominadas a los Óscar del futfem. En este caso, el negocio no se ajusta a la realidad del verde, porque ahora mismo no existe una jugadora más determinante en el planeta que la noruega. En el Barça se frotan las manos con su rendimiento inmaculado y ella, arropada en el silencio y en la discreción que acostumbra, habla vestida de corto y no engalanada en una pieza de Versace.

Caroline Graham Hansen, durante en un partido de este temporada en el Johan Cruyff.

La influencia de esta atacante polifacética en el juego del Barça no se resume en una aparición fugaz, Graham hace tiempo que ha entregado sus extraordinarias virtudes al equipo. Sin ir más lejos, en el curso del triplete (2020-21), ya decoró méritos personales con 13 goles y 25 asistencias, todo ello en 34 partidos. La productiva carrera de Graham no vive de un hecho aislado, la continuidad y esa capacidad para el desequilibrio constante la distinguen.

“Yo lo único que deseo es ganar títulos con el Barça” asegura a menudo la futbolista cuando le cuestionan sus ausencias en las quinielas por el Balón de Oro o el The Best, los galardones del business que, frecuentemente, olvidan la esencia colectiva del juego y, en este caso, la presencia de una estrella sin sospechas. Caroline esboza media sonrisa y en el partido siguiente se encarga de dejar huérfana cualquier lista de estrellas.

La noruega no ha escapado de la adversidad en su trayecto profesional. Durante el pasado capítulo (2022-23) precisó superar una lesión en el tendón del bíceps femoral del muslo derecho, un contratiempo que puso a prueba su fortaleza mental. Descubrió la soledad que provoca una inclemencia física de larga duración, tardó varios meses en regresar. A pesar de ello, su entrenador, Jonatan Giráldez, no permitió que el fútbol de Hansen quedara en el olvido. La esperó con el deseo del que conoce la capacidad de una deportista superior. La alineó en la final de la Champions femenina ante el Wolfsburgo, la de la remontada histórica azulgrana.

Graham Hansen disfruta hoy de una plenitud asombrosa, en parte por esa capacidad que posee para no desconectar nunca. Ni siquiera en los días de tregua, cuando Giráldez le otorga respiro. Por ejemplo, el pasado domingo, ante el Sporting Huelva. Ingresó en el césped en la media hora final, con 2-0 para el Barcelona y el partido estancado en cierto confort. En lugar de tomárselo como un puro trámite, la noruega exhibió esa ambición tan característica para desenredar la cansina rutina y ofrecer un ratito de jarana a las hinchas. Anotó el tercer gol, tras un pase majestuoso de Mariona, y asistió a Esmee Brugts en el cuarto. Otra pequeña exhibición de Caroline, instalada en una dulce melodía de fútbol. A pesar de que nadie la invite a la alfombra roja.

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