A cada hazaña histórica le corresponde un lugar emblemático. La mayor asistencia en un partido de fútbol femenino lo tuvo el Camp Nou, el resultado más abultado en Champions se firmó en el Johan Cruyff ante el Benfica (9-0 en la temporada anterior) y, ahora, el Barcelona femenino hace historia ganando por primera vez en el Estadio Olímpico Lluís Companys y marcándole cinco goles al eterno rival, al Real Madrid.
En un campo con la pista de atletismo tapada por el césped artificial y la antorcha olímpica observando a las jugadoras de Jonatan Giráldez desde una posición privilegiada, la montaña de Montjuïc también fue mágica con ellas, y sin la presencia de Alexia, tocada en la rodilla tras un duro golpe que sufrió ante el equipo portugués en la primera noche europea de este curso.
Se respiraba un ambiente familiar en la casa provisional de los azulgrana. Las banderas ondeaban en cada esquina y los más de 38.707 aficionados cantaban todos los cánticos habidos y por haber. La nostalgia del Camp Nou no era presente. La distancia entre el campo y la grada no afectó al conjunto catalán, que empezó igualado con las jugadoras de Alberto Toril, generando ocasiones en ambas porterías y llegando a las respectivas áreas contrarias para hacer daño. Pero el dominio blanco solo duró 17 minutos.
Dando la espalda a la antorcha olímpica y cuando el reloj aún no había marcado la media hora de partido, Aitana estrenó el marcador del Lluís Companys. La reciente campeona del Balón de Oro y, por lo tanto, mejor jugadora del mundo levantó a las familias de sus asientos con su chute artístico. Recibió Graham Hansen un balonazo proveniente del área local y asistió a su compañera que solo tuvo que colocar el esférico pegado a la madera. Un lanzamiento con mucha música, con arte y con historia. Es el primero que marca el Barça en el estadio olímpico. Un gol histórico marcado por una jugadora de la misma talla.
El Real Madrid se fue deshinchando. Las líneas adelantas bajaron hasta medio campo y la pelota se instaló en terreno peligroso para las blancas. Las jugadoras de técnico gallego olieron sangre y, como un tiburón que nada por el mar en busca de sus presas favoritas, hicieron el máximo daño posible. Primero fue Graham Hansen que, después de varios intentos fallidos delante de portería, como un mísil en la cruceta tras recortar tres veces a Olga Carmona, no falló otra nueva oportunidad que tuvo. Las botas nórdicas recogieron el chute de Salma Paralluelo al larguero y envió el cuero al fondo de la red. Con la misma rabia que chutó la 10 del Barça celebró el entrenador del conjunto catalán desde el banquillo. Cerró los puños, saltó como si él hubiese marcado ese gol y se abrazó con todo su equipo.
La alegría seguía presente en las gradas del Lluís Companys. Los aficionados aún estaban celebrando la segunda diana cuando Mariona sumó la tercera en el añadido. Y lo hizo desde dentro del área, superando a Misa por el aire y poniendo la pelota al palo contrario para hurgar en la herida. Un triplete antes de ir a los vestuarios, los mismos que los atletas Torrence o Watts pisaron en 1992.
El mediodía de noviembre se convirtió en una fiesta de goles. Pina forzó el cuarto con un pase de Aitana desde la línea de fondo y siguiendo el mismo guion que el 3-0, Vicky López cerró el marcador en el Lluís Companys, siendo la jugadora más joven en marcar en un Clásico superando a Ansu Fati.
El Barcelona endosa una manita al Real Madrid. Cuando las malas vibraciones habían sido protagonistas en este tipo de encuentros antes de ir y ganar el Mundial, las azulgrana dejaron en un lado la amistad que se forjó tras la polémica con la Federación y no dudaron en hacer el máximo daño posible. Las de Giráldez han aprovechado el ambiente y el buen juego para coger margen en la clasificación, aumentándola a seis puntos. Y es que sigue sin haber distancia con el Barça tras la entrada de las blancas en el deporte practicado por mujeres. Ya son 12 Clásicos ganados de 12 disputados. Se han vuelto a llevar la medalla de oro en el Olímpico.