Arabia Saudí, a la conquista del próximo mundial 2030 para blanquear su imagen pública

Con la llegada de Benzema al Al-Ittihad saudí por tres temporadas se confirma la hipótesis practicada por el país de Oriente próximo de geopolitizar el fúbol, como ya lo hizo Qatar

Campaña publicitaria de Arabia Saudí para acoger el Mundial de 2030

El país saudí busca ganar notoriedad para situarse por encima del resto de países que han presentado su candidatura para ser la sede del Mundial dentro en el próximo 2030. Para conseguirlo, están realizando una inversión exponencial en la compra de talentos del fútbol Europeo.

Cristiano Ronaldo abrió la veda, ahora es el francés Karim Benzema, y en un futuro podría ser el mejor jugador de la historia, Leo Messi, que acaba de dejar el PSG, para quien sabe si recabar de nuevo en Can Barça a las órdenes de Xavi o viajar a Oriente Próximo. El objetivo de todo esto es purgar su imagen y alcanzar la suficiente relevancia pública para que el foco mediático recaiga sobre sus fronteras tras el polémico mundial de Qatar.

Benzema fue el último en recibir una oferta calificada de irrechazable para recalar en una liga que busca su reconocimiento a base de la compra de talentos que están en el ocaso de sus carreras deportivas, o que han hecho historia en la última década, como es el caso del pretendido astro argentino.

La candidatura saudí gana posiciones para albergar el Mundial de 2030

Uno de los aspectos más llamativos de Arabia es su potente músculo económico derivado de la especulación con el petróleo, para gracias a ella, adelantar por la derecha al resto de candidaturas conjuntas de: España, Portugal y Marruecos, por otro lado de, Uruguay y Argentina, y por último, Paraguay y Chile.

“Arabia Saudí se he dado cuenta del gran potencial que el fútbol supone como industria. Y no solo por un tema económico, que no lo necesita, sino por una cuestión de exposición de marca-país a nivel internacional. Se ha demostrado que la estrategia que Catar inició hace más diez años le ha supuesto unos réditos muy relevantes en términos de exposición internacional, y Arabia Saudí no quiere quedarse atrás. Es básicamente una estrategia de diplomacia deportiva”, explicó a EFE Javier Sobrino, ex director de innovación y estrategia del FC Barcelona.

“Vivimos en un mundo en el que las marcas-país cada vez son más relevantes. Los países, las ciudades y las regiones compiten entre ellos por temas turísticos, de inversión, de proyección internacional… y no hay altavoz similar al fútbol. Es un idioma universal, el deporte que más se practica, un instrumento que bien utilizado sirve para llegar a cualquier lugar del mundo”, añadió Javier Sobrino, ahora socio director en Aser Ventures, plataforma de inversión en el deporte.

Dinero que envuelve una cruda realidad

Todo esto es un trampantojo para de cara a la galería blanquear un régimen que mete debajo de la alfombra una realidad cruda como lo hizo Qatar. El país saudí es un ejemplo más de la violencia política extrema sobre la sociedad, castigando con condenas de cárcel el ejercicio de la libertad de expresión y asociación, realizando detenciones forzosas a defensores de los Derechos humanos dentro de sus fronteras, aplicando penas de muerte con juicios realizados fuera de la legalidad, o vulnerando sistemáticamente los derechos de las mujeres y niñas.

Estas y muchas más atrocidades que pueden ser leídas por cualquier ciudadano en la página oficial de Amnistía Internacional, nos llevan a preguntarnos si de verdad el deporte va a ser cómplice de la vulneración de los derechos humanos, llevando el mundial y dando visibilidad deportiva a un país que cuenta sus hitos por atrocidades. ¿Os imagináis un mundial de fútbol femenino con sede en Arabia o Qatar? El deporte y los deportistas deben de hacer gala de la responsabilidad social y ética que pesa sobre sus hombros como personajes de relevancia pública que son: un poco más de conciencia social y menos petrodólares manchados de sangre y derechos.

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