Nacimiento, Infancia y Juventud
Amelia del Castillo Cobos nace el 18 de abril de 1943 en su propia casa, en la calle Cádiz de Pinto, un pequeño municipio al sur de Madrid. Es la segunda hija de una familia formada por su padre, que era agricultor, y su madre, ama de casa. Estudió en el colegio San José de Pinto, donde pasaba gran parte del día. Era buena estudiante, pero por trabajo tuvo que dejar la escuela en el cuarto curso del bachillerato elemental, y no pudo llegar a hacer la reválida, aunque admite, que le hubiera gustado.
Se crio en un entorno con una mentalidad muy adelantada para la época pese a que vivía en una localidad de, por aquel entonces, 2500 habitantes. Amelia recuerda Pinto como un lugar muy alegre y bonito, caracterizado por el famoso Tren de la Fresa que iba hacía Aranjuez y daba vida al municipio. “Una infancia feliz, no teníamos una fortuna, pero por suerte no nos faltaba de nada”, declara Amelia.
En su tiempo libre, le gustaba escuchar los partidos de fútbol en la radio, pues su familia era muy futbolera y seguidora del Atlético de Madrid. Cuando salía al parque, veía como los chicos jugaban al fútbol. Para no quedarse atrás, Amelia jugaba con ellos y acabaron formando un equipo para jugarentrelos diferentes barrios del pueblo. Asimismo, también tenía amigas de la escuela con las que iba al cine o paseaba.
En la mentalidad de la época no entraba que una mujer jugara al fútbol, pero sus padres nunca la prohibieron jugar ni mucho menos juntarse con chicos. Poco a poco, lo que comenzó siendo un juego, se convirtió en parte de la historia de Amelia del Castillo.
A contracorriente
Corría el año 1961 cuando llegó a manos de Amelia un folleto de un torneo de fútbol que se iba a realizar en Getafe, organizado por el Frente de Juventudes de Falange. Informó a sus compañeros y decidieron apuntarse. Para participar necesitaban a una persona mayor de edad que se hiciera cargo del equipo, y Amelia, que por ser mujer no podía ni jugar ni ser entrenadora, decidió que ella sería la encargada del equipo. En este pequeño vacío legal, donde las federaciones no decían nada de que una mujer ejerciera el cargo de presidenta, nuestra protagonista encontró un pequeño recoveco para poder seguir ligada en lo que, por aquel entonces, era “un mundo de varones”. Finalmente, en aquel año, se inscribieron como club oficial con el nombre de “La Flecha de Pinto”.
Para llegar a Getafe a jugar los partidos, Amelia narra algunas de las experiencias que vivió en aquellos años: “No teníamos mucho dinero, por lo tanto, o íbamos andando o aprovechábamos que los revisores se encontraban al principio del tren para colarnos, montarnos al final, evitando que nos pudieran multar”.
Tras dos años participando, el equipo quería dar un paso más. Amelia acudía a Madrid junto a su hermana para trabajar en la peluquería que ostentaba su familia. Un día decidió acercarse a la Federación Castellana para informarse y poder inscribir al equipo en la categoría de 4º regional. El 15 de octubre de 1963 se fundó oficialmente el Atlético de Pinto, y con ello, Amelia se convertía en la primera mujer en presidir un club de fútbol en España.
“Al principio había mucha extrañeza” admite Amelia. Pese a lo chocante que era la situación, siempre la trataron con mucho respeto. Recuerda cómo la dejaban entrar a las clases teóricas para adquirir el título de entrenador, que, aunque no pudiera sacárselo por ser mujer, le servía para aprender más.
A diferencia del respeto que recibía de la federación, con los aficionados no tenía nada que ver. “Me decían de todo menos bonita” expresa Amelia. De hecho, sus amigas dejaron de juntarse con ella por órdenes de sus padres.
El club fue creciendo, pero aún era muy pobre y Amelia llamaba a todas las puertas posibles para buscar financiación. Es entonces cuando se le ocurrió hacer una rifa, invitando a participar a diferentes presidentes de otros clubes de fútbol. Entre ellos, se encontraba Vicente Calderón, dirigente del Atlético de Madrid, el cual, tal vez extrañado por ver a una mujer al cargo, respondió a su petición. Compró todas las papeletas de la rifa y ofreció facilidades al modesto club de Pinto. Más adelante, otros equipos también ayudaron con lo que pudieron, incluso el Consejo Superior de Deportes ofreció una subvención de 10.000 pesetas al año.
Las puertas se iban abriendo para nuestra protagonista. “Al principio me recibían como a un bicho raro, pero después, la gente empezó a tomarlo de otra manera”. Incluso empezó a hacerse eco en la prensa nacional e internacional. Su primera entrevista fue en Radio Nacional de España con Carlos Alcaraz, pero más adelante, fue la CBS de Nueva York quien se interesó en conocer la historia de Amelia. “Fue una época muy bonita, con muchos disgustos, pero salimos adelante” confiesa Amelia.
Después de 10 años de lucha, el alcalde de Pinto la obligó a apartarse del club, amenazándola con la posibilidad de crear un equipo con la subvención del Ayuntamiento. Para no echar por tierra todo el esfuerzo que había cosechado, decidió que lo mejor era dejarlo.
Unos días antes del ultimátum que recibió por el alcalde, el Gobernador Civil de Madrid, Jesús López-Cancio, otorgó a Doña Amelia del Castillo la Medalla de plata con distintivo blanco al Mérito Deportivo del Fútbol en Madrid.
Vida adulta y personal
Al dejar la presidencia del club, se mudó a Carabanchel junto a su marido Fernando. Se casaron el 14 de mayo de 1977 en la Iglesia de San Roque. Un año después, tuvo a su hija Gemma, y posteriormente a su segunda hija, Almudena.
Aunque comenzó trabajando en la oficina de una peluquería, también ejerció como agente comercial, a la vez que se dedicaba a presidir el Atlético de Pinto. Una vez se casó, como era habitual en la época, dejó de trabajar.
En el año 1990 la familia tuvo que mudarse a Burgos por trabajo, donde permanecieron hasta el año 1996. En 1998 se reincorporó de nuevo en el Atlético de Pinto a petición del que en ese momento era el presidente.
Un día, estando en su casa, recibió la llamada de un familiar que residía en Pinto. Este le comentó que el actual presidente del club y el Ayuntamiento estaban recogiendo firmas para poner su nombre al estadio. El pueblo se volcó con la iniciativa y el 5 de agosto del año 2000, el estadio del Atlético de Pinto comenzaría a llamarse Estadio Amelia del Castillo. Después de tanto esfuerzo, nuestra protagonista pudo recibir el cariño de su pueblo natal. “Ese día para mí es precioso” explica Amelia.
En los últimos años, ha recibido más reconocimientos por su gran labor. El 20 de febrero de 2017 recibe la Presidencia de Honor de la entidad. El 18 de marzo de 2019, con motivo del 8 de marzo, Paco Diez, presidente de la Federación de Fútbol de Madrid otorga a Amelia una Placa Conmemorativa en homenaje a su valentía, esfuerzo y perseverancia para que la mujer fuera protagonista en igualdad de condiciones.
El pasado mes de mayo de 2021, Amelia visitó su estadio para realizar una entrevista en El País, pero desde el club le impidieron la entrada. Asimismo, pudo observar como la placa con su nombre había sido retirada. Esta surrealista noticia llegó a muchos medios gracias a su hija Gemma, que, a través de un hilo de Twitter, contó la situación. A día de hoy, el histórico club está en manos de un grupo de empresarios y atraviesa un mal momento, tanto económico como deportivo. Tras 22 temporadas consecutivas en la Tercera División española, descendió a Preferente.
En la actualidad, Amelia se encuentra muy triste por la situación que atraviesa su “tercer hijo”, pero siente mucho cariño y apoyo de la gente del pueblo y del mundo del fútbol, los que siempre estuvieron a su lado. “Todos los domingos me pongo el Carrusel de Onda Madrid para saber los resultados de mi equipo, y al escuchar al reportero decir Estadio Amelia del Castillo, me emocionó mucho”.