Un Clásico siempre es especial. Da igual el deporte o los equipos que se enfrenten. Es un partido donde ambos conjuntos de la máxima rivalidad se enfrentan para celebrar una tarde o una noche de puro fútbol. Mucha competitividad entre dos plantillas que se lo dejan todo encima del césped para contentar a los suyos y que el día siguiente vayan contentos a sus trabajos o colegios. Pero casi siempre sale uno victorioso y el otro derrotado.
En el caso del estado español, el Clásico es el Barça-Madrid, el Madrid-Barça. Da igual el estadio donde se juegue: las gradas del Camp Nou, el Bernabéu, el Johan Cruyff o el Di Stefano siempre estarán arrebatadas de los aficionados de ambos conjuntos.
Después del cambio radical en la liga femenina y su profesionalización, esta tarde ha tenido lugar en el campo del Real Madrid el primer Clásico de la Liga F. Ha sido en la capital y las dueñas de la ciudad del centro de la península han sido las jugadoras del Barça. Como llevan haciéndolo en los últimos ochos partidos, las culés han ganado en todos los 90 minutos, ya haya sido en Champions, Liga, Copa o Supercopa.
Con unas alineaciones inesperadas en los últimos encuentros y que nadie puede llegar a acertar, Jonatan Giráldez ha optado por mantener su zaga defensiva de confianza. En el medio del campo, el gallego ha apostado por Walsh como pivote y Pina la ha alineado en la línea de ataque, juntamente con Geyse sustituyendo a Oshoala y Crnogorcevic acompañándolas por el otro carril.
Como ya es típico en los partidos de las azulgranas, el Barça ha empezado marcando para marcar las diferencias en el terreno de juego. Un pase sensacional de Patri Guijarro ha llegado a la cabeza de Crnogorcevic para superar a Misa bajo palos y sumar el primer gol de la tarde. Los balones se han pasado de campo a campo. Las posesiones se han ido alargando para ambos conjuntos, con pocos intentos entre los tres palos. La peligrosidad a portería contraria no se ha generado al completo y la intensidad en el verde no ha sido el de un partido cualquiera del Barça.
A las culés les ha costado. Tanto ha sido así que el tanto psicológico ha llegado a un minuto de la media parte. En un centro que ha ido a parar en el corazón del área y que ha provocado mucho lío en la zona de la guardameta madrileña, Patri ha visto la oportunidad para lanzarse al suelo y dejar la puntera de la bota para colocar el esférico pegado al palo. Un gol que ha tocado al equipo de Alberto Toril que ha marchado del campo con los silbidos de los aficionados azulgrana presentes en las gradas del Di Stefano con Florentino en el palco disfrutando del primer partido que va a ver de su equipo de fútbol femenino.
Las culés han salido a presionar y a morder. Como siempre hacen, han ido a por todas. Les da igual el rival que tengan delante, el resultado que haya en el marcador o el nivel de importancia que tenga el encuentro. Con un 0-2 en la media parte, las de Giráldez han salido del vestuario con los dientes afilados. En un mal despeje de Rocío, Aitana ha cogido el cuero y lo ha enviado al fondo de la red para sumar el tercero. Enloquecida, la de Sant Pere de Ribes se ha señalado el escudo. Una culé de pies a cabeza, un claro ejemplo del barcelonismo puro.
La mala suerte para el conjunto blanco ha vuelto a parecer en el cuarto gol. Si el primero fue por un mal despeje de Rocío, el segundo fue por una jugada rocambolesca. Tras varios rechaces dentro del área y una nueva intervención salvadora de Misa, finalmente ha sido Rolfö la que ha conseguido superar a la guardameta bajo palos para firmar el último de la tarde.
El FC Barcelona se lleva el noveno Clásico de los nueve que han jugado. Las de Giráldez golean al Madrid y tiñen la capital de azulgrana. Madrid es azulgrana, Madrid es de ellas, Madrid es culé.